Esta imagen del cráter Occator fue tomada por la Dawn el pasado 18 de Octubre de 2015 desde una distancia de 1470 kilómetros. NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA.

Dos nuevos estudios aportan nuevos detalles sobre los puntos claros de Ceres

Desde que el Hubble tomó imágenes de Ceres en 2003, quedó de manifiesto la existencia de unas zonas de color más claro sobre su superficie y que los científicos identificaron en primera instancia como posibles estructuras de impacto o cráteres.

Con la llegada de la sonda Dawn a Ceres tras su visita al asteroide Vesta, se descubrió que existen más de 130 zonas de tonos claros, o “manchas”, que en la mayoría de los casos se encuentran asociadas a cráteres de impacto.

Esto dejó sorprendidos a los científicos porque no se esperaba esta extraña variabilidad en la superficie, y estas manchas claras contrastaban fuertemente con el color asfalto de la superficie de Ceres. Dos nuevos estudios publicados en la revista Nature aportan nuevas teorías sobre la composición de estas manchas: Por un lado, un equipo de científicos sugiere que podría ser algún tipo de sal, y otro equipo que en realidad son unas arcillas ricas en amoniaco.

Esta imagen del cráter Occator fue tomada por la Dawn el pasado 18 de Octubre de 2015 desde una distancia de 1470 kilómetros. NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA.

Esta imagen del cráter Occator fue tomada por la Dawn el pasado 18 de Octubre de 2015 desde una distancia de 1470 kilómetros. NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA.

Uno de los puntos más estudiados de la geografía de Ceres, el cráter Occator, contiene en su centro una de las manchas claras más grandes y distinguibles de la superficie del planeta enano, y además es una de las estructuras más jóvenes del planeta con unos 78 millones de años de antigüedad.

Y, entonces, ¿Cómo se formaron estas manchas?

Si fuesen restos de alguna sal, los impactos de otros cuerpos contra la superficie de Ceres habrían dejado expuestos una mezcla de hielo y sal que formaría parte de la corteza de Ceres, y que al sublimarse el hielo ya que no es estable a estas distancias de nuestro Sol, quedaría la sal y su característica marca blanca.

Ya en 2014, el telescopio Herschel descubrió la presencia de vapor de agua alrededor de Ceres, un dato que todavía no ha podido ser confirmado por la sonda Dawn, pero los científicos afirman que las imágenes de este cráter se ponen un poco borrosas durante el mediodía en este cráter, pero que durante el atardecer y el amanecer no, lo que podría indicar que el vapor de agua podría ser el responsable de levantar partículas de polvo y hielo de la superficie, aunque esto es todavía una hipótesis por confirmar, un fenómeno similar al que ocurre en los cometas. Casualmente, uno de los puntos donde se localizó este vapor de agua fue en la región del cráter Occator.

En las imágenes oblicuas es donde los científicos afirman haber observado esta "niebla" fruto de la sublimación del hielo. NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA.

En las imágenes oblicuas es donde los científicos afirman haber observado esta «niebla» fruto de la sublimación del hielo. NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA.

Otro fenómeno responsable de la aparición de vapor de agua podría ser el criovulcanismo, en el cual los «volcanes» en vez de emitir lavas compuestas por roca fundida, emitirían vapor de agua, amoniaco, hielos y otras sustancias orgánicas, aunque el mecanismo que podría provocar este tipo de fenómeno en Ceres es desconocido.

El segundo estudio afirma haber encontrado arcillas ricas en amoniaco en la superficie de Ceres usando los datos del espectrómetro que viaja a bordo de la sonda Dawn y que permite identificar los minerales que cubren la superficie.

El hielo de amoniaco no sería tampoco estable en la superficie de Ceres, de la misma manera que no es el de agua, y se evaporaría, pero este amoniaco podría ser estable combinado con algunos minerales.

La superficie de Ceres, en colores falsos, para mostrar las diferencias en su composición. Para tomar esta imagen se han usado diferentes filtros que nos permiten estudiar la luz reflejada por la superficie en distintas longitudes de onda. NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA.

La superficie de Ceres, en colores falsos, para mostrar las diferencias en su composición. Para tomar esta imagen se han usado diferentes filtros que nos permiten estudiar la luz reflejada por la superficie en distintas longitudes de onda. NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA.

La presencia del amoniaco hace sospechar a los científicos que Ceres no se debería haber formado en el cinturón de asteroides que se encuentra entre las órbitas de Marte y Júpiter, sino en el Sistema Solar exterior, donde los hielos de compuestos del nitrógeno y el amoniaco si son estables. Además, comparando tanto la composición de meteoritos primitivos y a partir de los cuales se debería haber formado Ceres, tanto la composición como el contenido en agua es bastante diferente, y estas discrepancias podrían apuntar a ese origen un poco más lejos, y a una posterior migración que hubiese traído a Ceres a su órbita actual.

Mientras se publican estas teorías, la sonda Dawn se aproxima a su órbita final que la colocará a unos 385 kilómetros sobre la superficie de Ceres y que permitirá observar su superficie con una resolución máxima de 35 metros, que junto con el resto de instrumentación aportará nuevos datos para resolver el misterio de las manchas claras de Ceres y cual es su origen y lugar en la historia de la formación del Sistema Solar.

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