Hace un par de años paseaba por el camino de una urbanización abandonada al poco de comenzar la crisis cuando me encontré unos trozos de algo que parecía plástico de color rosa sobre un asfalto que jamás llegó a usarse:
Al acercarme comprobé que lo que parecía plástico era en realidad un puzzle formado por unas piezas óseas que no había visto en mi vida: Se correspondían con el caparazón inferior de una tortuga del género Trionyx, un género de tortugas de caparazón blando que suelen vivir en aguas dulces e incluso de la que hay algunas especies adaptadas a ambiente salobre.
En mi caso, estos fósiles parecen provenir de un estrato margoso del Plioceno, seguramente relacionado con un ambiente de lagoon protegido, donde lo más probable es que hubiesen aportes de agua dulce provenientes de tierra adentro. A numerosas alturas de estos estratos se encuentran niveles con una intensa bioturbación, protagonizada principalmente por el icnogénero Thalassinoides.
Además de estas piezas, a su alrededor pude encontrar unas vértebras también, pero algo dañadas:
Y por último también apaerció este hueso, que en realidad no sé si es el fémur o un húmero, puesto que la parte izquierda se encuentra totalmente machacada:
Y esto es todo por el #FossilFriday de hoy. Espero que no olvidéis que a veces hasta en los sitios más insospechados pueden aparecer fósiles y rocas interesantes. ¡Nunca dejéis de mirar al suelo! 🙂