Este post participa en el II Carnaval de Geología.
Yo no sé si Murphy practicó en sus tiempos mozos la Geología en alguna de sus variantes de laboratorio o de campo, pero lo que sí tengo claro es que hay que tener todas sus leyes en cuenta a la hora de hacer cualquier cosa, porque como bien decía él, si algo puede salir mal, saldrá mal.
A continuación pongo una lista de las cosas que me (y nos) han ido ocurriendo a lo largo de estos años en el mundo de la geología para que sirvan de advertencia y ayuda a los que aún no os haya pasado:
- Inclemencias meteorológicas: En España, un país donde no suele llover en abundancia y que es conocido por sus días de Sol, siempre solemos subestimar el factor meteorológico. Es hasta tal punto nuestra seguridad sobre el Sol que hace que viendo una tormenta a menos de un kilómetro y con aparato eléctrico podemos decir que no va a llover y decirle al autobús que nos espere “abajo”, para a los cinco minutos tener que echar a correr porque la tormenta esta justamente encima nuestra, y nosotros dentro de ella. Resultado: Apuntes inutilizables, móviles rotos y tres horas de viaje calados hasta los huesos. Y es que es muy importante de vez en cuando echarle un vistazo a las predicciones meteorológicas antes de salir al campo, sobre todo cuando tienes que alejarte mucho de tu medio de transporte.
- La informática y la geología: Basta que sea la noche antes de presentar una cartografía para que se te olviden guardar los últimos cambios y el programa se cuelgue. Esto pasa siempre. Mi recomendación, sobre todo cuando trabajas con SIGs, es que cada cinco minutos pares la edición y guardes, sino el programa entrará en estado de trance. Esta recomendación también es útil para procesadores de texto y editores de imágenes. Guarda todo lo que puedas, nunca sabes cuando se va a colgar el programa o cuando se te va a quemar el disco duro.
- Omitir que hay vida debajo de las rocas: Es muy habitual que en las Ciencias de la Tierra nos veamos obligados (o por gusto) de mover rocas que haya por el suelo, bien para buscar fósiles o porque nos gusta sentirnos forzudos. Pero atención, hay vida debajo de las rocas, y más de una vez te puedes dar un susto con un alacrán o una serpiente.