Sé que llego un poco tarde, pero estos dos últimos días han sido bastante emocionantes e intensos. Bueno, no sé si los dos últimos días o la última semana. El viaje a Marte entraña sus riesgos y las posibilidades de fracaso son muy altas, con lo que la tensión es máxima cada vez que nos acercamos a sus puertas.
Y es que no llegamos todos los días a Marte. El hecho de ser capaces de enviar un robot desde la Tierra y que consiga llegar sano y salvo al planeta es realmente complicado. Es un gigantesco reto tecnológico que demuestra nuestra capacidad colectiva de resolver grandes problemas. Nuestra tecnología es falible, puede fallar en cualquier momento, pero nuestras ganas de avanzar, de seguir buscando respuesta a los grandes interrogantes siempre están vivas.
Curiosity ha demostrado que la gente sigue interesada en la ciencia y en la exploración especial, pero ese interés tiene que ser estimulado de vez en cuando. Desgraciadamente, estamos viviendo unos momentos en que los recortes a la ciencia están siendo muy fuertes y el avance científico resiente de la falta de presupuesto.
Pero no solo es eso, para alentar a las personas que no forman parte del ambiente científico, también se necesita comunicar la ciencia. Durante mucho tiempo los científicos hemos estado metidos en una especie de cueva cuya única abertura por la que pasaba la luz eran los libros. No había más. Pero eso se ha acabado.
Estamos viviendo una época de transformación. Los científicos no son esos bichos raros con bata, grandes gafas de pasta e ineptos socialmente de las películas, todo lo contrario. Somos personas normales y corrientes, salimos de fiesta, somos guapos y tenemos formas de poder comunicarnos y de poder llegar más allá que tiempo atrás.
Y ese cambio se está también viviendo en la NASA. Podemos ver como en las últimas misiones el esfuerzo que se está realizando por contar que se hace, y sobretodo por contarlo rápidamente, es impresionante. Ruedas de prensa, entrevistas, fotos emblemáticas y para los libros de historia. Cosas que quedan grabadas en la memoria colectiva.
Pocas veces la ciencia tiene la oportunidad de movilizar tantas personas y de tantos lugares distintos. Creo que muchos nos emocionamos cuando escuchamos “Aterrizaje confirmado”. Que saltamos, que gritamos, que lloramos de emoción. Ya hemos vuelto a Marte, si es que alguna vez nos fuimos.
No dejes que la llama de la ciencia se apague.