Los volcanes de la cordillera del Tibesti, en Chad, son algunos de los volcanes menos conocidos y estudiados de todo el planeta, ya que se encuentran en el interior del desierto del Sahara. El Emi Koussi alcanza una altura máxima de 3415 metros y cuyo diámetro está entre los 60 y 70 kilómetros y fue explorado por primera vez por un extranjero en el año 1913.
Este volcán forma parte de los conocidos como “volcanes de escudo”, pero con una peculiaridad. Los volcanes de escudo son aquellos que crecen gracias a sucesivas erupciones de lava fluida que pueden llegar a grandes distancias, formando un edificio con forma de escudo conforme va creciendo en la vertical. Pero este volcán en realidad es un volcán de escudo “piroclástico”, formado por erupciones de gran violencia en vez de por erupciones tranquilas.
Es posible que el volcán entrara en funcionamiento por primera vez entre hace 2.40 y 2.33 millones de años, dato que conocemos gracias a las últimas dataciones que se han hecho, y ha seguido funcionado a lo largo del Cuaternario, aunque no hay datos de edad sobre las últimas erupciones, que seguramente sean relativamente recientes.
La Estación Espacial Internacional tomó una magnífica serie de fotos de este volcán el pasado día 21 de Marzo, entre las que se incluye esta:
En la imagen se puede ver el volcán y sus alrededores. La caldera del volcán está compuesta en realidad por tres calderas que se formaron tras explosiones y colapsos en tres etapas eruptivas sucesivas y diferenciadas. Pero también hay un par de detalles que llaman la atención, como los conos de escoria, en la misma imagen:
Los conos de escoria son pequeños “volcanes” de forma cónica formados por ceniza o escoria volcánica que crecen sobre los conductos volcánicos y que pueden emitir lava, ceniza y gases. En este caso podemos apreciar pequeñas coladas más oscuras que van desde estos conos de escoria ladera abajo.
Por último, también se pueden apreciar varios domos de lava, montes con forma semiesférica o circulares que aparecen por la salida de lava viscosa a partir de fisuras. La viscosidad hace que la lava forme estas construcciones cuyo crecimiento puede durar semanas e incluso años.