Seguramente muchos de aquellos que crecimos allá por la década de los 90 tengamos grabada en nuestra cabeza algunas escenas de Parque Jurásico, que este año ha cumplido la friolera de 20 años.

Un científico extrae atentamente sangre de un mosquito encerrado el el interior del ámbar en Parque Jurásico.
Una de las claves de la película está basada en la extracción de ADN de la sangre que guardaba un mosquito encerrado en una pieza de ámbar y que previamente habría “chupado” de un dinosaurio desprevenido.
Pues un equipo de la Universidad de Manchester ha publicado un artículo en la revista PLoS ONE dando un duro revés a esta posibilidad, no consiguiendo encontrar evidencias de preservación del ADN dentro de dos muestras de copal, el precursor del ámbar, de edades comprendidas entre menos de 60 años, y la otra de hace 10612±62 años.
Se podría asumir que si el insecto se cubriese rápidamente de la resina por completo, se podría promover de alguna manera la preservación del ADN, pero los resultados de la investigación, usando modernas técnicas de alta sensibilidad para encontrar las secuencias de ADN, han dado resultados negativos en ambos casos, complicando mucho más la posibilidad para muestras que sean de edades mucho mayores, como corresponderían a aquellas dónde vivían los dinosaurios.
La preservación del ADN depende de muchos factores, como la presencia de oxígeno, la temperatura, el tiempo que ha pasado desde la muerte del organismo y la humedad, y desconocemos en gran medida los factores que han afectado a los insectos desde que quedan atrapados en la resina y se transforma en ámbar. Y cuando hablamos a escalas de tiempo geológico, hay más procesos relacionados con la presión y temperatura que complican todavía más la historia y reduciendo las posibilidades.